Cómo delegar tareas de forma eficaz
Cuando empiezas con una empresa o un nuevo proyecto, lo más común es encargarte de todo. Pero, a medida que el negocio y los proyectos van en aumento, delegar se vuelve una necesidad insoslayable si quieres seguir creciendo. En esta nota, te contamos lo que tienes que saber para delegar tareas de forma eficaz.
¿Qué significa delegar y cuáles son las claves para hacerlo bien?
Delegar implica encomendar una tarea de una persona a otra. Significa ceder la responsabilidad de ejecutar una tarea (o una serie de tareas) a otra persona.
Esto permite que tú, como responsable principal, te enfoques en aquellas tareas que son de alto impacto estratégico para tus objetivos y, a su vez, des la oportunidad de crecimiento a otros miembros. Delegar es considerada una de las cualidades más importantes de un buen líder.
La clave está en decidir no solo a quién delegar y cómo realizarlo, sino en elegir de manera correcta qué tareas delegar y cuáles no. Recuerda que no es lo mismo «delegar» que «relegar». Lo segundo es «dejar de lado»; un gravísimo error, porque te olvidas tanto de la ejecución como del control y no puedes ver si llegarás al objetivo pretendido.
Otra equivocación bastante común es delegar el control, la supervisión del resultado. Esto es equivalente a perder de vista la situación, muchas veces, con consecuencias muy poco deseadas. No significa que tú debas tomar las decisiones, sino que te ocupes de controlar los resultados alcanzados.
7 tips para delegar eficazmente
1. Desestima los motivos por los que tienes (o puedes tener) miedo a delegar: ego propio, seguridad en el puesto, insuficiente capacidad del equipo, falta de tiempo, culpa por cargar con trabajo a otro miembro.
2. Determina qué tareas son realmente delegables. Necesitas tener en cuenta: las tareas estratégicas, las tareas operativas, la complejidad de la tarea, el conocimiento del equipo, los deadlines, las prioridades y el interés demostrado por los integrantes del equipo.
3. Conoce bien a tu equipo: cuáles son sus capacidades, habilidades y limitaciones. Es importante que sepas bien aquello que puede asumir y aquello que no puede. Evita considerar lo segundo como una limitación fija y pregúntate qué necesita para conseguirlo y qué puedes hacer por él.
4. Transmite toda la información necesaria para que el equipo o la persona responsable pueda realizar el trabajo delegado. Caso contrario, es poco probable que pueda realizar las tareas de la forma deseada y obtener los resultados previstos.
5. Confía en aquellos en quienes delegas. Si no les permites decidir, además de ejecutar, no estás delegando la responsabilidad de la tarea, sino solo su ejecución. Debes dejar el espacio de acción necesario, pero tienes que verificar el resultado alcanzado.
6. Céntrate en los resultados. No pretendas que los demás trabajen como tú, ni que tomen las mismas decisiones y obtengan los mismos resultados. Si el objetivo se cumple en tiempo y forma, la tarea está bien realizada. Esto no quita que puedas intervenir con observaciones y/o sugerencias sobre el tema.
7. Reconoce el éxito y capacita ante el fracaso. Si una tarea se ha realizado de manera exitosa, destácalo. Si, por el contrario, no ha funcionado, enseña. Por nada del mundo te atribuyas el mérito del logro opacando a la persona responsable.